lunes, 30 de noviembre de 2015

Guerreros: La Legión de los condenados




   "Nunca antes había visto semejante lucha como la que presencié cuando esa horda cayó sobre los Orkos. Aprovechando el momento, reagrupé a mi compañía y los guié una vez más hacia la pelea, aunque había poco trabajo para nosotros, para los Pieles verdes no había estómago para la batalla. Pronto habíamos asegurado una vez más el gran bastión y sin grandes pérdidas. De la oscura hermandad no había señal alguna."

— Informe testimonial de Varro Tigurius, Bibliotecario del Capítulo de los Ultramarines.




Poco se sabe sobre la Legión de los Condenados, aunque unas pocas verdades han salido a la luz en informes sobre sus manifestaciones que han sido cotejadas y comparadas. Invariablemente atacan para salvar alguna parte del Imperio del desastre, un hecho que implica que poseen poderes de predicción con los que ni los adivinos ni profetas más dotados pueden rivalizar. Donde quiera que aparezca la Legión de los Condenados en el campo de batalla, lo hacen sin aviso alguno. Surgiendo de una nube sulfúrica de llamas, avanzan desde la nada, adornados con iconografía tumular. Con una increíble eficiencia, atajan al enemigo, sin malgastar ni un movimiento, sin pronunciar una palabra, sin dar un respiro a su oscuro trabajo. La legión siempre va cubierta de ceramica del negro más oscuro. A pesar de su entorno, ya sea apareciendo en un refugio bien iluminado de un Gobernador Planetario o bajo el resplandor de un sol en su zénit, sus armaduras parecen consumir la luz natural. Incluso la luz directa de una antorcha no los ilumina. En lugar de eso, los pálidos huesos y las cabezas de los muertos engalanadas en su armadura son iluminadas por un fuego centelleante, con la armadura parpadeando como si cada Legionario hubiera sido rociado con algún combustible químico. Es como si todas estas pirotecnias fueran de naturaleza psíquica, pues el fuego brilla más cuando las hojas de los Legionarios se hunden en la carne de sus víctimas. Ha habido varios informes de Legionarios convirtiéndose en poco más que pilares en llamas en la cúspide de un combate; en dichas ocasiones, el individuo lucha con terrible ferocidad antes de sucumbir a la llama y desapareciendo de la realidad.

Presenciar de cerca una batalla de la Legión de los Condenador es observar una auténtica destreza marcial, pues combinan el brutal poder de la complexión genéticamente alterada de los Marines Espaciales con la experiencia y el conocimiento de un maestro de armas veterano. Los cuchillos penetran profundamente a través de las desprotegidas articulaciones y en los palpitantes corazones; dedos recubiertos de hueso desgarran las gargantas y las cuencas de los ojos antes de de regresar, ensangrentados, a los gatillos de sus armas. Aquí y allá, un cuchillo de combate arrojado reclama la vida de un enemigo que trata de escapar; nunca apuntando para herir, siempre para matar. Los Legionarios atacan con un ahorro de movimiento que deja incluso a los guerreros del Adeptus Astartes con cara de sorpresa. Aunque sus trajes de Ceramita ornamentados son tan eficientes como los usados por cualquier otro Marine Espacial, los Legionarios son capaces de ignorar las heridas que derribarían incluso a un guerrero ataviado con una Armadura Táctica de Dreadnought. Las cuchillas energéticas los cortan sin resistencia, las descargas de rayos Melta y de plasma pasan a través de ellos sin causar el menor daño. Aquellos que presencian tales signos etéreos llegan a la conclusión de que sus salvadores son una especie de espíritu fantasmal, aunque la destrucción que infligen las apariciones pronto tornan esos pensamientos en la idea de que son reales La impresión de ardiente venganza siempre está presente en las mentes de aquéllos que son testigos de los ataques de la Legión de los Condenados. No sólo los disparos de sus Bolters prenden el aire en punzantes lanzadas de energía mientras los Legionarios avanzan hacia el enemigo, sino que además llevan a la guerra numerosos lanzallamas, lanzallamas pesados y cañones de fusión, incinerando con despiadada eficiencia a los enemigos que se acobardan ante su repentino asalto. Aquellos enemigos que simplemente permanecen con ansiedad ante su repentino cambio de fortuna son barridos con fuego de Bolter. Sin embargo, análisis posteriores a la acción han dado un misterioso giro incluso a las tácticas asesinas más fundamentales del Adeptus Astartes. Estudiosos Imperiales han llegado a la conclusión de que los Legionarios son capaces de disparar más munición de la que sus cargadores permiten –- De hecho, no se ha grabado nunca material de ningún tipo de recarga del arma, incluso en los enfrentamientos más alargados.

Una vez que la marea de la batalla ha cambiado de dirección, y aquéllos necesitados de rescate han sido salvados de la amenaza que se cernía sobre ellos, los Legionarios se desvanecen de la vista. Algunos testigos dicen que distraen su vista por un segundo sólo para volver a mirar y no encontrar nada allí; otros que la Legión brilla antes de desaparecer como un holograma que se desvanece. La extraña estática que acompaña a esas desapariciones evita cualquier grabación de calidad de su salida del campo. Aquellos dispositivos de monitoreo que son capaces de captar evidencias de la manifestación de una Legión invariablemente tienen Espíritus Máquina que son traumatizados y tienen que ser persuadidos de volver a la vida por un experto Tecnomarine antes de poder sonsacarles cualquier secreto. Una propiedad peculiar de cualquier aparición masiva es que rápidamente se desvanece de la memoria. Si un investigador desea obtener cualquier tipo de informe de primera mano, debe visitar a aquellos que presenciaron el incidente en pocos días, preferiblemente horas, porque la presencia de estos extraños Marines Espaciales se borra por si sola de la mente como un sueño o pesadilla. Sin embargo, el olor a carne quemada permanece en la nariz y en la lengua durante semanas, años e incluso en el resto de la vida del testigo, resultando en perturbantes pensamientos que jamás podrán ser rastreados hasta su origen.



A pesar de que todos los rangos y Compañías fueron abolidos, ha habido algunas excepciones, como los avistamientos del misterioso Centurius, un Sargento Veterano que se sospecha que lidera a su compañía de Legionarios en el combate. Aunque no se sabe nada de las altas esferas de la Legión, también ha habido testigos de una misteriosa figura dirigiendo los ataques de la Legión. No se sabe si es el Señor del Capítulo o el equivalente a un Capitán de los Marines Espaciales.

Volviendo la vista atrás a sus anteriores vidas como Astartes del capítulo de los Halcones de Fuego, la Legión de los Condenados aún sigue prefiriendo sus tácticas de ataques relámpago. Su doctrina táctica todavía tiende hacia el uso de tácticas de choque, combates cuerpo a cuerpo y, sobre todo, la brutal aplicación de fuerzas concentradas y arrolladoras para arrasar al enemigo. Teniendo una reputación de aparecer de repente y desaparecer justo tras el combate de manera tan misteriosa, los Astartes de la Legión de los Condenados han sido vistos haciendo uso de elementos pesados, tales como transportes de Rhinos o un Dreadnought Venerable. Aún así, las escuadras Tácticas y de Devastadores de la Legión de los Condenados prefieren un enfrentamiento a quemarropa cuando es posible. La Legión de los Condenados también hace uso de Escuadras de Motocicletas, tomando ventaja de su velocidad y agilidad para realizar asaltos relámpago.

La Legión de los Condenados también hace uso de antigua tecnología, en especial los primeros patrones de Pistolas de Plasma que datan de la época de la Herejía de Horus. Aunque la tecnología de esa época era notablemente inestable y peligrosa, esto no ha disuadido a los Legionarios de descartarla de su arsenal. El devastador poder de su artillería de plasma lo hace demasiado potente como para abandonarla, y así la Legión de los Condenados continúan usándola, pues después de todo, lo peor que podría pasar es que encontraran una muerte aún más prematura al servicio del Emperador.

La Legión no posee ninguna organización formal, sino que lucha como un grupo homogéneo de tropas. La única táctica posible para una formación así es arrollar al enemigo mediante un avance constante. La Legión no pertenece a ninguna fuerza imperial, y emplea un modus operandi poco usual. Además de enloquecerlos, la enfermedad aumenta su sensibilidad psíquica de forma considerable. Esto favorece la forma en que la Legión elige objetivos y cuándo atacarlos: mediante la adivinación por el Tarot del Emperador. Este tarot se cree que está enlazado con la voluntad psíquica del Emperador, y se usa por todo el Imperio tanto como pasatiempo como para adivinar el futuro. Es un hecho innegable que los ataques de la Legión de los Condenados parecen ocurrir "en el lugar y el momento justos".



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